FUENTE: Salud 180/Jóvenes/Adicciones/Alcohol
MÉXICO
Hablar sobre el manejo del estrés es un tema recurrente, pero, ¿qué pasa cuándo lo relacionamos con el consumo de alcohol?, ¿tomas alcohol para eliminar el estrés?
El estrés —en su origen biológico— cumple la función esencial de mantenernos vivos cuando se presentan sucesos amenazantes para nuestra integridad, incluso en el ámbito laboral es útil cuando nos motiva a resolver problemas, a establecer metas o entregar resultados. A este estrés “positivo” se le conoce como eustrés.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es conocida como distrés y se ha convertido en uno de los principales factores que minan la calidad de vida de miles de personas, afectando su estado de ánimo y la salud.
Es sabido que las bebidas con alcohol producen relajación y desinhibición, sensaciones que algunas personas buscan para bajar sus niveles de estrés y así pasar un momento de calma. Sin embargo, quitar la sensación no quiere decir que el problema que genera el estrés haya desaparecido.
¿Por qué bebes alcohol?
Si al preguntarnos ¿para qué estoy consumiendo alcohol? la respuesta se relaciona con frases como “para sentirme mejor” o “para dejar de sentir” puede ser que se esté haciendo un uso nocivo del alcohol y quizás sea el momento de buscar ayuda profesional.
Hacer un uso nocivo del alcohol abarca distintos factores, para fines de este artículo mencionaremos sólo dos de ellos: beber excesiva y explosivamente:
1. Excesivo. De acuerdo a lo establecido por la Secretaría de Salud, se refiere a consumir, en 24 horas, más de tres copas en el caso de mujeres y más de cuatro en el caso de los hombres, siendo ambos adultos sanos.
2. Explosivo. Se refiere a una ingesta abundante de alcohol en períodos cortos de tiempo, usualmente asociada a competencias o desafíos. No dar el tiempo necesario para que el hígado pueda metabolizar el etanol presente en la sangre genera un rápido aumento de su concentración en la misma.
Es importante destacar que quienes consumen bebidas con alcohol de manera excesiva para aliviar el distrés no logran solucionar los problemas, de hecho es frecuente que dichos problemas se agraven, debido a que el juicio y el control de impulsos están afectados por la depresión del sistema nervioso central.
¡Maneja el estrés sin alcohol!
Aquí te sugerimos algunas otras opciones saludables y proactivas para el manejo de estrés:
Identifica la causa de estrés en el momento
Cuando comiences a sentir el “hueco” en el estómago o que tu corazón se acelera, lleva tu atención a las sensaciones y revisa qué pensamientos están cruzando por tu mente en ese momento y determina si está en tus manos resolverlo o no. Puedes evitar el impulso de excederte en el consumo de alcohol para “hacerle frente”.
Permite que la emoción termine su curso
Cuando estés experimentando cualquier emoción, date cuenta de ello. Puede parecer absurdo pero unos segundos de reconocimiento le dan lugar a la emoción, es decir, validamos su presencia dentro de nosotros.
Un pensamiento de este tipo podría ser “Me doy cuenta que estoy enojado, lo acepto como es”. No poner resistencia facilita que la emoción siga su curso y que puedas hablar para solucionar el problema. Adormecer la emoción con un consumo excesivo detiene este proceso.
Descansa y relájate
Usar tu tiempo libre en actividades que aporten a tu desarrollo es siempre una buena opción. Practicar actividades artísticas, hacer ejercicio, aprender a respirar correctamente, asistir a eventos culturales o seguir alguna disciplina espiritual siempre es de utilidad pues nos ayuda a relajar el cuerpo y ver las situaciones desde distintas perspectivas.
Tu actitud hace la diferencia
Recuerda que el estrés existe para protegernos, experimentarlo no siempre es negativo; la diferencia está en la frecuencia y la intensidad con la que se experimenta. Cuando sientas que un apoyo profesional pueda acompañar un proceso estresante, solicita ayuda, no esperes a estar mal. Puedes evitar padecimientos más complejos cuando trabajas con tus emociones y pensamientos.
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