FUENTE: IProfesional/Life & Style

ARGENTINA

Tomar un trago para alejar problemas y reducir tensiones funciona exitosamente sólo para algunas personas en cantidades y circunstancias específicas.

Con beber tan sólo un poco de alcohol puede sentirse más cercano a sus amigos, comienza a prestar atención al momento, siente que su ánimo mejora y tal vez hasta ahuyente sus preocupaciones. Por otro lado, podría arruinar su cuerpo, mente y vida.

Ciertamente las bebidas alcohólicas tienen sus desventajas, pero ¿quién no ha tomado unos cuantos tragos para despejarse? Entonces: ¿Beber (no necesariamente mucho, tan sólo un poco) verdaderamente disminuye los niveles de estrés como parece?

Se consultó a algunos especialistas al respecto quienes acordaron que el alcohol puede aliviar el estrés cuando se consume en cantidades limitadas, en ciertas personas, en situaciones específicas. En casi todos los demás casos puede empeorar el estrés.

La bebida alcohólica reduce la respuesta fisiológica al estrés. Sin embargo, puede sentir la necesidad de emborracharse para recibir ese beneficio siempre, así que no es una buena estrategia para libertarse del estrés a largo plazo.

Alivio del estrés social

En los hombres, beber moderadamente significa consumir no más de cuatro vasos por ocasión y no más de 14 tragos por semana, según el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos.

En las mujeres, son máximo tres bebidas por ocasión y no más de siete semanalmente.

Para quienes no sufren trastornos de ansiedad, no están deprimidos, no toman psicofármacos y no tienen antecedentes familiares de dependencia a la bebida, un trago con amigos de vez en cuando puede funcionar como un moderador de la tensión.

"En los niveles más bajos de intoxicación, un nivel de alcohol en la sangre de 0.04, equivalente a dos tragos en la mayoría de las personas, puede generar placer", contó el jefe del Laboratorio de Alcohol, Comportamiento y Salud de la Universidad de Missouri, Kenneth Sher.

Aunque advirtió que esta dosis en algunas personas puede producir un efecto melancólico y generar una profunda tristeza momentánea.

En el nivel de "ligeramente borracho", el alcohol es un lubricante social que a menudo mejora el ánimo. "El disfrute en general es mayor porque realza esa experiencia social. Beber en un grupo crea cohesión, aumenta los lazos y la creación del grupo; y esto es claramente un beneficio social", agregó el experto.

"Si es parte de un estilo de vida donde se disfruta de la comida y del alcohol, y se tiene el gusto de hacerlo, está bien", explicó Carol Landau, profesora de Psiquiatría de la Universidad de Brown.

Borracho y ¿sin estrés?

Según Sher, "el alcohol reduce la ansiedad, disminuye su respuesta al estrés y su frecuencia cardiaca y lo insensibiliza a los factores de estrés, especialmente si los experimenta cuando está borracho".

Desafortunadamente, los efectos de reducción del estrés más confiables del alcohol ocurren en las dosis más problemáticas, en materia de daños graves y dependencia.

"Si está regularmente deseando un trago para aliviar tensiones, es una señal de alerta", afirmó Sher. "Existe una relación muy estrecha entre pensar 'El alcohol me ayuda a relajarme' y 'Tomar unos cuantos tragos me ayuda a olvidar mis problemas'".

En este sentido, Landau recomendó tener especial cuidado si tiene problemas de ansiedad. "Si padece este trastorno, tiene el doble de probabilidades que la población en general de desarrollar una dependencia.

"Si toma medicamentos, beber asiduamente es aún más peligroso: nunca mezcle medicamentos con benzodiazepina para el tratamiento de trastornos de la ansiedad o ataques de pánico (Xanax, Ativan, Clonipina) con el alcohol", aseguró Landau.

Para las personas que sufren de depresión es fácil caer en el mal hábito de beber para alejarse de los problemas. "Veo a toda una generación que se acerca a los 30 años, que utiliza estimulantes para estudiar, y luego alcohol y marihuana para divertirse", aseveró Landau y advirtió: "No es un buen patrón".

En las mujeres que ya alcanzaron los 30 años, consideró otra problemática: "Sus días activados con la cafeína están llenos de estrés, de manera que vuelven a casa estresadas y se toman un trago. Este tampoco es un hábito sano".

Dependiente de la bebida

Una vez que depende del alcohol para reducir el estrés, está en problemas. "Es algo así como el fenómeno emocional de beber un poco para quitarse la resaca. Parte del estrés que sientes es consecuencia de su dependencia".

Esto significa que tiene niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés, por lo que tendrá que recurrir a la bebida para volver a la "normalidad".

La flexibilidad es la señal clave. Si se decepciona por no tener una botella cerca y tiene problemas por no tomarse un trago en una fiesta o en la casa de un amigo, es probable que tenga un problema. "Esa es una señal de dependencia", consideró Landau.