COLOMBIA
Culturalmente nuestra sociedad se ha desenvuelto a través de la presencia de una botella de alcohol, cerveza, aguardiente, ron y, últimamente, vino son parte de nuestras celebraciones; se toma porque alguien nace, pero también si muere, por la alegría de un partido ganado o por la derrota, porque nos fue bien en un negocio o por perderlo y sostenemos que es parte de nuestra cultura y punto. No nos damos cuenta que hay unos ojitos que desde que nacen ven que cualquier celebración o tristeza la amarramos de una botella, los ojos de nuestros niños que al observar nuestro actuar, van considerando la botella es la “tabla de salvación” que les hemos creado.
Colombia ocupa el primer lugar en consumo temprano de alcohol y cada vez la edad de inicio en el alcohol se reduce, niños de 9 y 10 años con problemas de alcohol deberían mover por completo nuestras conciencias, pero aún en muchas casas, tiendas, estanquillos, bares y hasta clubes sociales se les da sin ninguna restricción alcohol a nuestros menores de 18 años, sin importar que sea ilegal desde 1994, el consumo aumenta cada vez más, porque también nuestros jóvenes ocupan el primer lugar en cantidad de consumo.
Si como adultos asumimos la responsabilidad de cumplir la ley del no suministrarles alcohol, cómo mínimo bajarían 3 estadísticas que son claves en una sociedad de progreso; primero bajaría el número de embarazos adolescentes, según estudios de Profamilia, los jóvenes reconocen no tener ninguna protección cuando están bajo los efectos del alcohol, segundo bajaríamos el nivel de violencia intrafamiliar y social, los resultados son claros, miremos los logros que en tan pocos días a tenido Bogotá al respecto y, tercero, que en nivel de importancia es vital, se disminuiría el acceso a otro tipo de sustancias psicoactivas, el consumo de nuestra región ocupa los primeros lugares a nivel nacional.
Comienza agosto y nuestra ciudad se sincroniza en la sensación de fiestas, las tradicionales Fiestas de la Cosecha han sido y son parte de nuestro imaginario pereirano, sin embargo, son muchos los cuestionamientos, ésta es una invitación y un reto, a no suministrar ni la más mínima gota de alcohol a los menores de 18 años. Sumémonos a la campaña de cero alcohol para los menores de 18 años.
Colegios y universidades cuéntenles a los padres de familia la negativa influencia del alcohol en el aprendizaje de los adolescentes, en todas las iglesias, informen sobre los riesgos también para la salud emocional, en nuestras casas entendamos que la ley ya prohíbe el suministro de alcohol a un adolescente y no vamos a enseñarles desde casa a violar la ley ¿verdad?
Necesitamos especialmente a las autoridades para hacer cumplir la ley, que todos encontremos eco real a las denuncias sobre suministro o venta ilegales de alcohol a menores de 18 años.
Recordemos que no suministrar ni vender alcohol a niños niñas y adolescentes disminuye significativamente las probabilidades de su consumo, evitar su acceso es responsabilidad de adultos.
FUENTE: El Diario
http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/cambiar-nuestra-cultura-del-alcohol-en-los-ni-os-ni-as-y-adolescentes110804.html
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