MEXICO Personas desconocidas vierten sustancias aditivas en las bebidas que ingieren los jóvenes que acuden a centros nocturnos. Visitar un antro suele ser sinónimo de diversión. Sin embargo, una noche en la discoteca o el bar puede convertirse, más que en una aventura, en una verdadera pesadilla cuando una bebida se transforma en el vehículo para que algún desconocido vierta una sustancia adictiva o depresora, ya sea con la finalidad de abusar sexualmente de la víctima o para "engancharla". Y aunque suena a leyenda urbana, esta situación es más frecuente y peligrosa de lo que parece. Intoxicación. Es muy común que a la Cruz Roja lleguen jovencitas intoxicadas en aparente estado de ebriedad, pero que por su sintomatología y la cantidad de alcohol que reportan quienes las llevan por atención médica, se determina que recibieron una dosis de algún estupefaciente. "Es una situación común, eso ocurre en los antros, incluso los mismos meseros lo hacen. (Quienes llevan la droga) se ponen de acuerdo con ellos y se prestan para ello. Hemos tenido jovencitas que aparentemente están borrachas pero sus amigas dicen que es la primera (bebida) que se tomaban", dijo el médico de la institución, José Luis Salas Arenas. Aunque el médico menciona que las jóvenes que llegan en esas condiciones no han sido violadas, sí presentan indicios de que pudieron haber sido víctimas de abuso. Diversión peligrosa. El terapeuta en adicciones Gabriel Arvizu Robles señaló que esta situación no ocurre únicamente a las mujeres, y aunque consideró que se presenta más en grandes ciudades, en Mazatlán pueden encontrarse casos sin ningún problema. "Las sustancias que más se utilizan en estos casos son las dióxidometanfetaminas y el éxtasis, porque son solubles en las bebidas, pero la intoxicación puede ser de diferentes formas, simplemente con una laminilla de ácido debajo de la lengua, soluble con la saliva, y al besar a alguien también se puede provocar un efecto", resaltó. El especialista detalló que el riesgo de ser víctima de la seducción narcótica se potencializa al tener contacto y compartir vivencias con desconocidos. "Cuando alguien va a un lugar por el clásico 'a ligar' no se sabe con quién está, cuál es la intención de la otra persona. Uno está expuesto, cuando sale de noche, a un antro, a un bar, a ver eso y muchas otras cosas", consideró. Triple riesgo. La jefa del programa de adicciones de la Delegación Sanitaria Número 5, Isabel Bernal Gallegos, señaló que además del éxtasis, las anfetaminas, la famosa yumbina y la cocaína como estimulantes del deseo sexual, recientemente ha adquirido popularidad entre jóvenes que asisten a discotecas y a fiestas el uso de la sustancia GBH o gammahidroxiburitato, conocida como medio para violar en citas, que al deprimir el sistema nervioso central facilita el abusar sexual o físicamente de alguien que la consume sin consentirlo. Y aunque el alcohol, por ser una sustancia consumida en exceso es menos peligrosa que las anteriores, juega un papel preponderante en la narcoseducción, pues si por sí solo propicia una gran desinhibición, combinado con drogas estimulantes o depresoras potencializa sus efectos. Lo más grave es que al riesgo del impacto sicológico por ser abusado sexualmente, de hacerse adicto a la sustancia a que se ha sido expuesto, y la posibilidad de que la víctima adquiera una enfermedad de transmisión sexual, la combinación o sobredosis de algunas de estas sustancias pueden llevar al coma o incluso a la muerte. ¿Mito o realidad? Historias sobre el uso de una sustancia llamada yumbina, con el objetivo de despertar al máximo el deseo sexual de mujeres, circulan por doquier. Lo cierto es que la yumbina, un producto veterinario utilizado para la reproducción del ganado vacuno, ha despertado la curiosidad de ciertos sectores de la población, especialmente entre jóvenes que buscan tener experiencias sexuales fuertes. "El efecto de la yumbina es tremendo, una sobredosis, en vez de estimular a las mujeres, las deprime. Es un producto meramente veterinario y no está indicada para ello, la mujer no debe estimularse artificialmente de esa manera", asentó Salas Arenas. Personalidad adictiva. Detrás de quienes buscan estimular sexualmente a otras personas a través de sustancias se halla una compleja red de problemas sicológicos, familiares y sociales. "El perfil del adicto es el de una persona con grandes carencias en la parte afectiva, son personas con un vacío tan fuerte, con carencias tan marcadas, que el que distribuye sabe por dónde llegar. Cuando una persona decide consumir sustancias empieza a sentir una desinhibición propicia para experimentar cosas nuevas, algo que no se haría en sus cinco sentidos", explicó Arvizu Robles. Por ello, consideró, la mejor arma para evitar estas situaciones es la información y el establecimiento de límites en las familias. FUENTE:
| Secretaria de Salud/Sinaloa/Síntesis http://www.ssa-sin.gob.mx/sintesis/dic16_08.htm |
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