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Las bebidas alcohólicas siempre están presentes: en las reuniones familiares, en las comidas al aire libre, después de un partido de fútbol, en las fiestas. "¿Qué deseas beber?", pregunta alguien. Si usted padece diabetes, ¿qué responde?

Depende de una serie de factores. En primer lugar, hágase tres preguntas básicas:

¿Tengo la diabetes bajo control?

¿Considera mi profesional de la salud que no sufro de problemas de salud que pueden empeorar a causa del alcohol, tales como daño nervioso o presión arterial alta?

¿Sé cuáles son los efectos del alcohol sobre la diabetes?

Si respondió que "sí" a las tres preguntas, puede beber un trago de vez en cuando. Pero, ¿qué significa "de vez en cuando"? La American Diabetes Association recomienda no beber más de dos tragos diarios en el caso de los hombres y no más de uno en el caso de las mujeres. Ese consejo es el mismo para las personas que no padecen diabetes.

El alcohol pasa muy rápidamente a la sangre. A los cinco minutos de haber ingerido una bebida alcohólica, ya es posible medir el alcohol en la sangre. Entre treinta y noventa minutos después de haber bebido un trago, el alcohol alcanza el nivel más alto en el torrente sanguíneo.

El hígado es el encargado de realizar la mayor parte de la degradación del alcohol una vez que ingresa en el cuerpo. Pero necesita tiempo. Si usted pesa 70 kilos aproximadamente (150 libras), necesitará alrededor de 2 horas para digerir una cerveza o un cocktail.

Si ingiere alcohol con más rapidez de la que el hígado tarda en degradarlo, el alcohol excedente se traslada del torrente sanguíneo a otras partes del cuerpo. Las neuronas constituyen un blanco fácil. Eso es lo que les sucede a las personas cuando dicen que se embriagaron con una bebida alcohólica.

Si usted tiene diabetes y recibe tratamiento con insulina o toma pastillas para la diabetes, corre riesgo de padecer niveles bajos de glucemia cuando consume bebidas alcohólicas. Para no correr riesgos, nunca beba alcohol con el estómago vacío. Beba alcohol con las comidas o después de un refrigerio.

¿Por qué el alcohol aumenta las probabilidades de padecer niveles bajos de glucemia? Está relacionado con el hígado.

Normalmente, cuando el nivel de glucosa en la sangre comienza a disminuir, el hígado empieza a trabajar. El hígado se encarga de transformar el hidrato de carbono almacenado en glucosa. Luego, envía la glucosa a la sangre, lo que ayuda a evitar o suavizar una reacción como consecuencia de una baja en los niveles de glucemia.

Sin embargo, cuando el alcohol ingresa en nuestro sistema, eso cambia. El alcohol es una toxina. El hígado intenta eliminarlo de la sangre rápidamente. De hecho, el hígado no volverá a producir glucosa hasta no haber eliminado el alcohol. Si su nivel de glucemia está disminuyendo, es posible que experimente una baja severa de azúcar en la sangre en muy poco tiempo.

Esa es la razón por la que beber tan sólo 2 onzas de alcohol (dos tragos) con el estómago vacío puede provocar un nivel muy bajo de glucemia.

Cuando se mezclan el alcohol y la actividad física, aumenta el riesgo de padecer una baja en el nivel de glucemia. Eso puede deberse a que la actividad física contribuye a reducir los niveles de glucosa en la sangre. Supongamos que usted acaba de jugar un partido de tenis muy reñido. Después del partido, bebe una cerveza. Pero en las horas que le siguen al partido, su cuerpo continúa trabajando. Está reponiendo la energía que consumieron los músculos. Para poder hacerlo, extrae glucosa de la sangre y la agrega a la reserva muscular. Por esa razón, la actividad física puede provocar una disminución en el nivel de glucemia.

La insulina o los comprimidos para la diabetes también contribuyen a eliminar la glucosa de la sangre. A menos que usted coma o que el hígado envíe glucosa a la sangre, es posible que experimente una baja en los niveles de glucemia. Si bebe una cerveza, el alcohol provocará que el hígado deje de enviar glucosa. Las probabilidades de sufrir una baja en el nivel de glucemia son aun mayores.

Pregúntele al profesional de la salud que lo atiende si su medicamento para la diabetes le permite consumir alcohol.

Las personas con diabetes tipo 2 que controlan la diabetes solamente con un plan alimenticio y actividad física corren menos riesgo de sufrir una baja en el nivel de glucemia cuando beben alcohol.

Siga estas indicaciones para evitar caídas en los niveles de glucemia cuando bebe alcohol:

• Nunca beba alcohol con el estómago vacío.
• No beba más de un trago si usted es mujer y no más de dos tragos si es hombre.
• El alcohol afecta la capacidad del cuerpo de sobreponerse a una baja en el nivel de glucemia. Si usted tiene el azúcar baja, quizás deba controlarla más de una vez a medida que pasa el tiempo. Si ha estado bebiendo, mida el nivel de glucosa en la sangre antes de ir a acostarse. Coma un refrigerio antes de irse a la cama para evitar una reacción debido a una baja en el nivel de glucemia mientras duerme.

Advertencia: las inyecciones de glucagón no ayudan a contrarrestar los efectos de una baja severa en el nivel de glucemia como consecuencia de la bebida. Las inyecciones de glucagón ayudan a tratar la reacción producida por una baja severa de la glucemia provocada por un exceso de insulina. El glucagón se encarga de que el hígado libere más glucosa hacia la sangre. Pero el alcohol interrumpe ese proceso. Es necesario tratar la reacción con carbohidratos, tales como tabletas de glucosa o gel. Es muy importante que evite que un nivel bajo de glucosa en la sangre se torne grave. Si pierde el conocimiento, un médico deberá inyectarle glucosa por vía intravenosa.

Con el paso del tiempo, el beber en exceso puede dañar el hígado, ya que no podrá producir glucosa de la misma manera. Cuando eso sucede, la diabetes es más difícil de controlar.

Algunos de los síntomas que sobrevienen como consecuencia de un exceso de alcohol, tales como confusión o dificultad para hablar, son similares a los efectos de una reacción debido a una baja en la glucemia o cetoacidosis (muy frecuente en las personas con diabetes tipo 1 que se han inyectado muy poca insulina). Si usted presenta alguno de esos síntomas, tal vez deba someterse a una prueba de sangre o aliento para detectar alcohol. No se preocupe. La diabetes no comprometerá los resultados de una prueba de alcohol, aun si padece una reacción o si su aliento huele dulce debido a los niveles altos de los cuerpos cetónicos. Si le piden una prueba de alcohol y le dan a elegir, opte por un análisis de sangre. De esa manera, el profesional de la salud podrá medir tanto el nivel de glucemia como el de cuerpos cetónicos.

Si bien un trago de vez en cuando quizás no afecte el control de la glucemia, puede ser perjudicial para su plan alimenticio si su objetivo es bajar de peso. Dos cervezas con bajo contenido calórico representan alrededor de 200 calorías. Al alcohol se lo denomina "calorías vacías" porque no proporciona ninguna clase de nutrientes.

Si está llevando a cabo un plan alimenticio bajo en calorías, piénselo bien antes de beber alcohol. Por lo general, el alcohol equivale a porciones de alimentos correspondientes al grupo de las grasas (1 trago equivale a 2 porciones de grasa).

Existen algunas bebidas que son más indicadas para personas con diabetes. Elija bebidas con bajo contenido de alcohol y azúcar. Si usa mezclas para preparar sus bebidas, escoja las que no contienen azúcar, tales como refrescos dietéticos, agua tónica dietética, club soda, agua gasificada o agua. Eso lo ayudará a mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de los parámetros deseados.

La cerveza con bajo contenido calórico y los vinos secos constituyen una buena alternativa ya que contienen menos alcohol, carbohidratos y calorías. Para que las bebidas duren más tiempo, mezcle el vino con agua gasificada, club soda, o gaseosa dietética. Pruebe un Bloody Mary "virgen" sin alcohol.

Algunas personas que padecen diabetes no deberían beber alcohol. El alcohol puede agravar algunos problemas relacionados con la diabetes.

Si padece lesiones nerviosas en los brazos y las piernas debido a la diabetes, el alcohol puede empeorar el problema. La bebida puede incrementar el dolor, el ardor, el hormigueo, el entumecimiento y otros síntomas relacionados con el daño nervioso. Algunos estudios revelan que el beber alcohol regularmente, aun con gran moderación (menos de dos tragos semanalmente), puede provocar daño nervioso en personas con diabetes.

El beber con exceso (3 o más tragos diarios) puede empeorar las enfermedades oculares de las personas con diabetes. Si usted padece presión arterial alta, podrá bajarla si abandona el alcohol.

Una gran parte de las personas que sufren de diabetes tienen niveles altos de la grasa denominada triglicéridos en la sangre. Si usted es una de esas personas, entonces no debería beber alcohol. El alcohol afecta la manera en que el hígado elimina grasa de la sangre. Además, el alcohol contribuye a que el hígado produzca más cantidad de triglicéridos. Incluso beber con moderación (dos vasos de cuatro onzas [120 ml] de vino por semana) puede provocar un incremento en los niveles de triglicéridos.