¿QUÉ ONDA CON EL ALCOHOL? Me propuse no ser alcohólica
Jacqueline Otey A. Según estudios del Conace, las adolescentes están comenzando a beber a partir de los 12 años, lo que las transforma en sujetos de riesgo. Estuvimos en una sesión donde mujeres intentaban deshacerse de la desvalorización personal a la que las llevó el alcohol. Pero eso es sólo parte de un largo proceso de rehabilitación que incluye atreverse a admitir que se es alcohólica. Tal como lo hicieron Antonia y Gabriela.
Lo primero que nos advierten las integrantes de Alcohólicos Anónimos al ingresar a una de sus reuniones es que, al igual que los diabéticos, que tienen prohibición de acercarse al azúcar, ellos no pueden volver a tomar una gota más de licor en su vida. Sobre todo porque las recaídas son tormentosas. Por un lado se culpan de no haber sido capaces de controlar su ansiedad y, por otro, de no saber enfrentar los conflictos que desean evadir con el alcohol. Se trata de una enfermedad crónica.
El ambiente que allí se respira es cálido, pero los temas se hablan sin tapujos. Durante dos horas, mujeres de todas las clases sociales y edades comentan sus problemas y los instantes en que han estado a punto de reincidir. Las razones: olvidar todo aquello que les cuesta asumir, como problemas laborales, económicos o personales. Una discusión familiar puede dar inicio a una espiral de borracheras y deshacer todo lo reconstruido durante años. De hecho, la frase reiterativa en este lugar es: ¡felices 24 horas sin beber!
Cada vez son más jóvenes aquellas que llegan hasta este lugar pidiendo orientación o que son llevadas por sus padres hasta clínicas de rehabilitación para curar su adicción. Según la última encuesta del Conace, un 71,4% de las chilenas consumen alcohol, frente a un casi similar 78% de hombres. Del total de los chilenos, un 11,1% cae en la categoría de ?dependiente?. Pero quizás lo más serio, advierten sicólogos especialistas en el tema, es que cada vez la iniciación al alcohol es más temprana. Actualmente, y según el mismo estudio, las niñitas empiezan a tomar a los 12 años.
Las mujeres jóvenes que sufren la patología del alcoholismo no llegan hasta la consulta del médico por voluntad propia o reconociendo su enfermedad, habitualmente lo hacen por trastornos del ánimo (depresiones), alteraciones de conducta, descontrol de impulsos (trastornos de personalidad) o por patologías siquiátricas más graves, como sicopatías o bipolaridad. ?Son muy pocas las que llegan a tratarse el alcoholismo y, cuando eso ocurre, es porque la familia las trae, porque no saben qué hacer con ellas?, explica Mirka Arriagada, siquiatra de la Clínica Santa Sofía, que se ha especializado en la rehabilitación de alcohólicos, entre otras enfermedades.
En la mujer joven existe un vínculo muy cercano entre el alcohol y las drogas como la marihuana, cocaína o éxtasis. Pero el alcohol va avanzando hacia los estratos juveniles de manera muy marcada, agrega la especialista.
Según Roberto Chandía, siquiatra y especialista en rehabilitación de alcohólicos, hoy para la juventud transgredir la norma es lo correcto. Pero las mujeres jóvenes están siendo mucho más desinhibidas que hace una década. De hecho, desde 1990 están bebiendo casi a la par con los hombres y siguiendo la cultura del ?borrarse?, cuestión que el siquiatra comprueba en su propia consulta: si hace una década, de diez pacientes, sólo uno era mujer, hoy el porcentaje está equiparado. ?Existe toda una generación de padres cansados de buscar el éxito laboral, pero que en su propia familia no ven lo que está sucediendo?, concluye.
En el barrio alto, cada fin de semana las adolescentes con su grupo de amigos consumen al menos seis botellas de licores fuertes como el ron, tequila y vodka. La gran diferencia de la adolescente con la adulta joven de la misma clase social es que ésta última bebe en igual cantidad, pero en forma más disfrazada y prefiere el whisky. La intensa vida social, le permite beber sin mayores problemas. Pero cuando lo empieza a hacer en soledad surgen las crisis.
Las razones por las que las mujeres de estratos altos beben son principalmente originadas por incomunicación familiar, social o de pareja. Es común que se sientan desvalorizadas y se provoquen daño físico, conducta que cruza todos los niveles socioeconómicos y se hace representativa hasta los 40 años. En las adolescentes, una de las causas de la ingesta de alcohol es exhibir su rebeldía, pero eso casi siempre va unido con la tensión provocada por los problemas que existen al interior de la familia. ?Los adolescentes captan perfectamente lo que sucede en sus casas?, indica Mirka Arriagada.
Las mujeres de estrato medio, en tanto, se caracterizan por manifestar episodios de consumo de alcohol, lo que significa que poseen mayor conciencia de esta patología. En los niveles socioeconómicos bajos, en cambio, la mujer se ha transformado en el pilar de la familia, lo que la pone en una posición de alto estrés, muy oportuna para desarrollar el alcoholismo, agrega la especialista.
Según investigaciones, el factor genético es muy importante, ya que los hijos de padres alcohólicos tienen mayores posibilidades de desarrollar la enfermedad, pues presentan predisposición a un reforzamiento positivo frente al consumo, una apetencia especial he incapacidad para detenerse frente a las primeras experiencias. También influye la personalidad: individuos introvertidos, ansiosos y depresivos, tienden a beber para reforzar su autoestima. El aspecto social y cultural interviene facilitando el consumo: ser parte de una familia o tener un grupo de amigos donde habitualmente se consuma alcohol, facilita el acercamiento.
Desde su experiencia, Mirka Arriagada señala que el concepto médico denominado ?masoquismo femenino? tiene relación con esta patología. Cualquiera sea el estrato socioeconómico, la sensación de vivir sacrificios coloca a la mujer en estados de bondad. Pero en ella los sentimientos de frustración y de rabia que va acumulando influirán a la hora de desarrollar depresiones que sin duda la pueden llevar al alcoholismo.
En la actualidad, los criterios de tratamiento han cambiado. Ya no se espera hasta que la paciente toque fondo y reconozca que es alcohólica para llevarla a un especialista. Ni tampoco se condena a la persona por haber recaído durante su terapia. ?Hoy la mirada, es que si logramos que beba menos hemos dado un gran paso, y si entiende por qué lo hace, es un triunfo. También existen alternativas de tratamiento como el pellet (dispositivo que evita el consumo de alcohol) y el apoyo de medicamentos. Pero esto es sólo cuando se necesita un freno?, explica la doctora.
06.07.2003
FUENTE: La Tercera Mujer/Sociedad
http://mujer.latercera.cl/2003/07/06/alcohol.htm
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